El restaurante está ubicado en el casco antiguo del castillo, detrás de las murallas, lo que garantiza tranquilidad y privacidad.
La comida es digna de calidad y saber hacer, refinada, copiosa y bien presentada, un verdadero placer para el paladar.
El servicio es informal y muy cortés, con anfitriones fantásticos que hablan varios idiomas y te hacen sentir bienvenido desde el momento en que llegas.
Destacaría la excelente comida, el excelente vino, el ambiente encantador y la atención personalizada que recibes de principio a fin.
Sí, definitivamente recomendaría este restaurante a cualquier persona que visite Ibiza, ya que ofrece una experiencia culinaria excepcional en un entorno encantador y tranquilo.